Comencemos con una reflexión sobre la asociación entre el concepto droga y el de problemática social, ya que es la base de la construcción y el abordaje de dicho fenómeno en nuestra sociedad y también en otras. “Las problemáticas se construyen en base a dónde pongamos nuestra atención” y, en base a ella, formamos las representaciones sociales, que surgen de las percepciones que tengamos sobre una cuestión, en este caso las relacionadas con el uso de sustancias. “De las representaciones sociales existentes en cada momento surgen los estereotipos vinculados a esa cuestión-problema” (Martínez, 2020, p. 67), por lo que se vuelve necesario a día de hoy seguir trabajando a nivel social y a nivel individual en el desarraigo de dicha asociación y en la revisión de los prejuicios.

Obviemos el hecho de situarnos a favor o en contra del uso de drogas, ya que partimos de la base de que esta conducta está relacionada con la salud y no con la moralidad, como se ha venido haciendo tradicionalmente y todavía se sigue haciendo, porque colocamos la etiqueta de buenas o malas a las sustancias y lo que duele más, también a las personas que las usan o no las usan.

Nos situamos en los contextos de ocio (aunque ahora mismo poco podemos disfrutarlos), donde se consumen productos, entre los que destacan las sustancias, los cuerpos y las relaciones entre las personas. Los consumos de sustancias que allí se realizan se vinculan principalmente al placer, se dan en grupo y el menú psicoactivo es muy variado, a la vez que se encuentran normalizados (los del alcohol, el tabaco y las bebidas energéticas mucho más que otros). El placer como motivación buscada en estos contextos obtiene respuestas inmediatas y los daños que aparecen son, de forma frecuente, leves y, de forma infrecuente, graves, así como pueden resultar problemáticos o no.

Sabiendo esta información, podemos preguntarnos si esos consumos de sustancias son responsables o no. ¿Con qué sentido se realizan? El hecho de pensar en el sentido que cada persona le da al consumo en cada contexto implica responsabilidad.

El planteamiento del consumo con sentido parte de la educación basada en información objetiva para que las personas puedan tomar decisiones propias, valorar los posibles placeres y riesgos, tener estrategias para resolver conflictos, conocerse, trabajar las habilidades sociales y la resistencia a la presión grupal y social, responsabilizarse de las propias conductas y sus posibles consecuencias, marcarse límites y respetarlos, diversificar placeres y tener respeto hacia ti y hacia el resto de personas.

Necesitamos, como sociedad, aceptar que las personas podemos realizar consumos de sustancias con sentido para respetar los derechos humanos, aceptar a las personas como autónomas y con libertad de decisión para que creen sus propios autopactos de consumo (Rodríguez, Irene, 2020, p. 120).

Transmitir los valores de este programa ofrece a las personas elementos para tomar decisiones relacionadas con los consumos de sustancias asociados a los contextos de ocio basadas en el cuidado de la salud y la búsqueda del disfrute.

Importante es que las personas integren la idea del cuidado, aunque sea todavía un rol de género y que sigue acompañándonos, es un valor a considerar también en los momentos de ocio. Compartir experiencias sobre consumos de sustancias sin recibir juicios contribuye a crear conocimiento realista, más allá de los datos cuantitativos, sobre los efectos positivos y negativos que las personas experimentan cuando consumen sustancias en contextos de ocio. En estos contextos el consumo tiene un fuerte vínculo con el establecimiento de relaciones sociales y relaciones afectivo-sexuales que no siempre están construidas desde la igualdad.

Divertirse, desinhibirse, bailar, socializar (y blablablaba, eso que cada cual busca cuando sale a disfrutar) se entremezcla con la gestión de los riesgos y contribuye al aumento del placer, que suele ser algo que se busca a través del ocio.

Olvidaba lanzar una pregunta importante: ¿conocéis a alguien que no use ninguna sustancia? (Para responder debemos desprendernos de diferentes etiquetas, entre las que resulta muy importante la de legales e ilegales). Si la respuesta es no, aunque esa conducta del no consumo, dentro de una sociedad de consumo, sea complicada de encontrar, toda la información, los valores y las estrategias del Programa Con/Sentido también pueden ser útiles para ellas.

Saber más
Energy Control (2006). Mi responsabilidad y mi consumo de drogas. Disponible en https://energycontrol.org/material/?_sf_s=mi%20responsabilidad

Martínez, Patricia; Rodríguez, Alejandra y Rodríguez, Irene (2020). Manual diviértete Con/Sentido. Ocio responsable con justicia de género. Gobierno de Canarias, Dirección General de Salud Pública