Autopactos. Hablemos de cuidados. 

Este artículo se desarrolla dentro del Programa Con/Sentido. Ocio Responsable con Justicia de Género, que aborda la intersección entre el ocio festivo, el consumo responsable de sustancias y las experiencias de encuentros eróticos comprometidas con la vivencia de las sexualidades libres de violencia sexual.                    

# HAZLO CON/SENTIDO.

Julio, 2021. Irene Rodríguez.

Qué, cuándo, dónde, con quién(es), para qué y, sobre todo, cómo nos tratamos cuando disfrutamos de los contextos de ocio festivo, son los trucos en los que hoy nos adentramos. 

¿Alguna vez has pensado cuál es el trato que te das? Imagino que muchas veces y en diversos contextos y etapas de la vida, ahora bien, y cuando estamos disfrutando del ocio festivo ¿has pensado alguna vez cuál es el trato que te das?, ¿es necesaria esta cuestión en estos contextos? 

Cuando hacemos las formaciones de “Diviértete Con/Sentido” dentro del Programa, la dinámica inicial es reflexionar sobre todos aquellos aspectos que nos gustan y por los que practicamos el ocio festivo, es decir, ¿a ti qué te gusta de salir de fiesta?, ¿qué te gusta de quedar con otras personas para compartir tus actividades de ocio festivo? Bailar, cantar, comer, charlar, enrollarnos, cotillear, relacionarte, beber, conocer gente, perrear, besar, ir al cine, socializar, hacer(nos) fotos, desinhibirte, compartir, seducir, hablar, consumir, descubrir nuevos espacios, vacilar, desear, ir(nos) de concierto(s), ligar, experimentar, desconectar, explorar, celebrar y ese largo etcétera que supone para cada quien el valor de las experiencias y vivencias lúdicas. 

En la reflexión, además, observamos la otra cara que también está presente implícitamente, esto es, y ¿a ti qué no te gusta de salir de fiesta? ¿qué no te gusta de los contextos de ocio festivo? El ruido, empujones, aglomeraciones, que siempre sean las mismas personas las que nos encontramos, que la gente esté “pasada”, que quieran ligar conmigo, que no me dejen mi espacio, sobeteos no acordados, tener que llevar cierta ropa, acosos babosos, gastar dinero, tener miedo, cargar con personas colocadas, cuidar a colegas, pasarme de vuelta, la presión social, la resaca, los desplazamientos, las peleas, estar en lugares que me resultan inseguros, tener que consumir, siendo estos algunos de los ejemplos de tantas situaciones que se comparten en cada taller. 

Con esta dinámica, se visibiliza rápidamente la identidad nuclear del Programa Con/Sentido, es decir, el carácter social y cultural que impregna el ocio festivo integrando lo que no, como si fuera el precio para lo que sí. De esta manera, surge el mensaje oculto a modo de historia única que dice algo como: “si te quieres divertir esto es lo que hay”. Visto así, tal vez, no parece tan fijo o tan inamovible; sin embargo, la experiencia de las formaciones nos muestra que pocas son las veces que reflexionamos sobre aquello que no nos gusta de estos contextos y muchas las que lo aceptamos como parte de, sin detenernos en la reflexión crítica en profundidad o, más bien, generando habilidades de adaptación mas no de transformación absoluta. ¿es posible esta transformación?, ¿la necesitamos?, ¿tú por dónde empiezas?, ¿y desde lo colectivo?

Una transformación orientada a que el ocio festivo sea una fuente de diversión, desaprendiendo las creencias, mitos, hábitos, tradiciones, machismos, costumbres y principalmente miedos que perpetúan y condicionan todo eso que no nos gusta, y que se queda pegado, si no lo nombramos. Una toma de conciencia, que promueva unos valores en la comunidad con el respeto, la diversión, la igualdad, la diversidad y la libertad como cimientos que consolidan eso que sí nos gusta, sin costes, sin miedos, sin displaceres adheridos como irremediables. ¿Puede ser esta transformación una forma de cuidados?, ¿están presentes los cuidados en estos contextos?, ¿cuáles son los que consideras más importantes?

Los cuidados, rara vez, se piensan fuera de los contextos privados, domésticos o dirigidos a personas concretas (criaturas, mayores…), sin embargo, hace mucho que la reivindicación feminista los pone en el centro como principio de desarrollo personal y comunitario. Abrir el melón de los cuidados, entendiendo la complejidad que se busca plasmar, nos exige varios artículos, más cuando queremos vislumbrarlos en contextos menos usuales como los del ocio festivo, concibiéndolos imprescindibles como ejes de responsabilidad social y compartida, así como de acciones propositivas en favor del bienestar, la salud, la satisfacción y la atención en mayúsculas. 

Los cuidados son un valor en sí mismo, un derecho fundamental para que la vida sea vida, también unas buenas prácticas de vivir(se) y, por lo tanto, las prácticas Con/Sentido por excelencia. En este artículo, damos un salto de los cuidados al autocuidado y del autocuidado a los autopactos, y seguiremos profundizando en próximos. Soy consciente del salto cuántico y de que no es posible perder de vista la riqueza del tránsito, lo que nos aporta para la propuesta que realizamos. Aun así, me adelanto en el recorrido para hacer una panorámica que muestre el autopacto de consumo responsable y el autopacto de ligue deseado como buena práctica de autocuidado Con/Sentido. 

En estos meses, hemos dedicado varios textos (están disponibles en nuestro blog) a ampliar, complejizar y consolidar el consentimiento acordado como la práctica ineludible, que evidentemente se desarrolla desde los cuidados, de otra manera no es posible. Hoy, la mirada se dirige a cada persona y sus autocuidados (tratos conmigo) para disfrutar de su ocio festivo, de una forma respetuosa, igualitaria, diversa y libre. El autocuidado es una práctica de amor propio, y aquí, hago incidencia, ¿de qué forma nos podemos tratar en estos contextos que nos generen autocuidado? 

Para el consentimiento acordado, hemos hablado de conocer(te), de comunicación, de límites, de pactar, de tomar las propias decisiones, de cambiar las veces que lo consideremos o necesitemos, y también, de explorar, de libertad, de responsabilidad, de voluntad, de respeto. Con estas variables, nos adentramos a observar cómo nos tratamos, cuáles son nuestros acuerdos propios, nuestros autopactos que promueven mi diversión en contextos de ocio, y más concretamente, en mis relaciones interpersonales o en mis consumos, si los hay. ¿Alguna vez los has pensado de forma consciente? ¿Cuáles son los tuyos? 

Desde el Con/Sentido, promocionamos los autopactos como una hoja de ruta personal, permanente y cambiante a la vez, que está activa desde el antes, el durante y el después, en la que vas dibujando tus propias coordenadas emocionales, relacionales, afectivas, sociales, políticas, y que sirven para canalizar desde la atención a nuestras necesidades básicas como al desarrollo de la autonomía, el respeto y la libertad que nos damos. Un elemento clave es el autoconocimiento. ¡Lo sabemos! Difícil tratarme bueno, bien, si no sé cómo soy, qué me gusta, qué no me divierte, qué me apetece explorar o dónde están mis límites. De ahí, que empiece este texto con pronombres interrogativos, que me puedan ser útiles para trazar mis hojas de ruta, mis autopactos.  Supone un (re)conocer mi cuerpo, mis deseos, mis vulnerabilidades, mis historias, emociones, experiencias, creencias, placeres y displaceres, perdiendo la mirada moral que culpabiliza, victimiza y persigue para construirlos desde nuestra ética personal. 

¡Ojo! Que promovamos el autocuidado como una muestra irrefutable de amor propio también significa que consideramos que la transformación (esta vez desde la perspectiva de los cuidados) es sociocultural y la responsabilidad es compartida. ¡Qué ya no más! de si yo soy quien me tengo que proteger, cuidar o irme pronto a casa. ¡Qué ya no más! de si he consumido o estoy con personas extrañas. ¡Qué ya no más! de si yo me lo estoy buscando. Es importante que quede claro que esto no son (auto)cuidados, sino otras formas de seguir perpetuando violencias, agresiones y encima justificarlas. ¿Es fácil observar las claves diferenciadoras?  Y tú, ¿te comprometes en tu responsabilidad de transformación? 

Se trata de ir transformando los imaginarios que tenemos sobre cómo cuidarnos en estos contextos, sin responder a patrones de desigualdad, miedo o machismos, más bien reapropiarse del ocio festivo, desde la libertad de disfrutarlos con información, (auto)conocimientos siendo sujeto de decisión, que realiza acuerdos propios respondiendo a mi satisfacción; dónde, hasta cuándo, qué me apetece o no, con quien(es), para qué, cuándo, hasta dónde, cómo y en los que el truco esté en el trato, empezando por el que realizo para conmigo. Seguro que estos acuerdos están presentes casi siempre, ahora bien, ¿los tomamos con consciencia y atención?, ¿con conciencia de (auto)cuidados?  

¡Uy! Si todavía no he hablado del autopacto de consumo responsable o del autopacto de ligue deseado, ¿qué te sugieren después de lo expuesto? Ahora sí, abrimos melón, como protagonistas de nuestros cuidados, siendo productivas hacia nuestro placer, respeto y libertad desde el poderío propio como reivindicación política, ¡sí! ¡eso! “lo personal es político”. Visto así, ¿te resulta familiar en tu cotidiano festivo?, ¿te es útil? Si te parece interesante y te apetece compartir, estamos deseando leerte. 

Es verano y, generalmente, las oportunidades de ocio festivo se multiplican por lo que puede ser una buena oportunidad para (auto)observar nuestros pactos y cómo los gestionamos, manteniendo el trato en clave de cuidados, de forma que el antes, el durante y el después sea Con/Sentido. 

¡QUE SEA RICO!