Este artículo se desarrolla dentro del Programa Con/Sentido. Ocio Responsable con Justicia de Género, que aborda la intersección entre el ocio festivo, el consumo responsable de sustancias y las experiencias de encuentros eróticos comprometidas con la vivencia de las sexualidades libres de violencias sexuales. 

Las Marchas Con/Sentido son su cara visible en las calles y las fiestas, con camisetas amarillas y muchas ganas de divertirnos, puedes acercarte a hablar con nosotras, lo estamos deseando. 

#HAZLO CON/SENTIDO

Idaira Gara, Julio ’21

Las Marchas Con/Sentido hemos vuelto a las calles y los espacios de ocio festivo. 

Con el fin del estado de alarma y el toque de queda hemos vislumbrado una nueva libertad, esa que nos permite re ocupar los espacios de ocio festivo, aunque con las medidas sanitarias necesarias. Y ahí estábamos las Marchas Con/Sentido deseosas de volver a salir a disfrutar con ustedes, hablando y construyendo conjuntamente un discurso que nos permita transformar dichos espacios. 

En esta etapa que recién comienza, además, se nos ha abierto la posibilidad a tener presencia en nuevos lugares como el CC Los Alisios, en la ciudad de Las Palmas. Todo un reto y una aventura que hemos cogido con ganas renovadas tras un parón de meses en el que, no hemos dejado de formarnos y reflexionar sobre todos los cambios que podrían darse en nuestras dinámicas y nuestros espacios dentro del ocio festivo.  

Ataviadas de nuevo con nuestras camisetas amarillas, nuestra función sigue siendo la misma: disfrutar y divertirnos mientras compartimos momentos de palique en los que poder acercar a la calle parte del pensamiento crítico que tanto caracteriza al Programa Con/Sentido. 

A pesar de todos los cambios que hemos sufrido como sociedad en este último año y del bombardeo informativo que recibimos, las Marchas nos seguimos encontrando con los mismos discursos punitivistas y llenos de tópicos – o como señala constantemente mi compañera Irene, de mitos – pre pandémicos. 

Desde una mirada adultocentrista y paternalista continuamos re victimizando a las mujeres por disfrutar, bajo elección personal, de su cuerpo y del espacio de la manera que desean, así como culpabilizándolas de las violencias que sufren asociándolas al consumo que realizan. 

Hace poco una persona nos hablaba de aquello que permitiría, o no, vestir a una hija adolescente a la hora de salir a la calle. Como si las prendas que usamos nos definieran o nos aseguraran un retorno seguro a nuestras casas. Más allá del debate que podríamos iniciar sobre qué nos aporta la ropa como personas – y nos encanta tener este debate con ustedes – seguimos educando a nuestras compañeras mujeres para que se desarrollen en el miedo y no en el disfrute y el deseo. 

De la misma manera, compartiendo con personas del colectivo LGTBIQ+ seguimos encontrando violencias muy diversas y duras para las cuales parece no haber visibilidad. En una conversación reciente una persona no binaria nos compartía como había sido violentada por otro chico en una fiesta. Este había decidido obviar su petición de que no se dirigiera a elle en binario, irrespetando así su persona y su experiencia vital. La fiesta acabó estrepitosamente, se despidió de su círculo cercano y se marchó a casa a descansar. 

Existen entornos en los que nos creemos a salvo – y me incluyo a consciencia – de ciertas violencias, de formas de ocupar el espacio agresivas, de mitos y creencias que nos limitan en nuestro desarrollo como personas y que nos coartan a la hora de explorar nuestras apetencias y deseos, tanto en el consumo como en la erótica. 

Sin embargo, el trabajo nos pone pies en tierra, reviviendo y acompañando en experiencias que nos atraviesan de manera dolorosa. Observando como, mas allá de nuestros espacios, el trabajo que nos queda por realizar como sociedad es arduo pues hay aún quién, desde sus privilegios, desde sus miedos, desde su desinformación o desde la falta de reflexión, no se cuestiona por qué creemos en lo que creemos y cuánta violencia seguimos perpetuando a través de ello. 

Es, cuando estamos en la calle, compartiendo en el tú a tú, poniendo en común sentires y pensares cuando nos damos cuenta de lo importante y valioso que es el trabajo que realizamos como equipo. Y es, entonces, cuando todas las horas de formación y reflexión cobran sentido, cuando estamos en la calle visibilizando la necesidad de un proceso de transformación conjunto. 

Sabemos que no es fácil pero creemos en la necesidad de que un programa tan amplio y ambicioso como lo es este tenga presencia y futuro. En el compartir, en el debate y en la crítica es dónde está la riqueza de lo que hacemos. No dudes en acercarte a las Marchas si nos ves en la calle o en tu espacio de ocio favorito. 

Además, en esta nueva etapa estamos estrenando un merchan muy muy muy chulo y completito para ayudarte en tus auto pactos de consumo responsable y ligue deseado. 

¿De qué tipo de ocio quieres disfrutar? ¿Qué cosas te gustaría que cambiaran cuando sales a ligar o a consumir?

¡Seguimos en las calles!