En el Programa Con/Sentido. Ocio Responsable con Justicia de Género trabajamos para la transformación de los contextos de ocio festivo. Hemos venido hablando sobre diferentes aspectos que se relacionan con el uso de sustancias y vemos necesario seguir desguazando conceptos y prejuicios para reconstruir la sociedad que nos gustaría en cuanto a las relaciones que las personas establecemos con las drogas.

¿Cómo podemos clasificar las sustancias?

Existen diferentes criterios de clasificación en función de la estructura química de las sustancias (fenetilaminas, triptaminas, catinonas, piperazinas y demás), dependiendo de su origen (naturales, semisintéticas y sintéticas), dependiendo de su historia (clásicas y nuevas –new psychoactive substances-), de su toxicidad, de los efectos que producen, del estatus de legalidad o ilegalidad en el mercado (reguladas o no reguladas) y algunas otras clasificaciones más. Estas diferentes formas de etiquetar a las sustancias me facilitan la vida como personita en el mundo y como especialista en el tema y, a la vez, me llevan a ir observando, analizando y desmontando las creencias y los prejuicios que establecemos las personas en relación a las drogas.

Desde el Programa Con/Sentido trabajamos con la clasificación relacionada con los efectos que producen las sustancias en el sistema nervioso central (SNC) y seguimos la clasificación que el Dr. Josep Laporte estableció en el año 1976, que las clasifica en base a una perspectiva clínica y farmacológica y nos aporta información sobre cómo afectan al organismo cuando se consumen. La Organización Mundial de la Salud también agrupa las sustancias en base a los efectos que producen en el organismo de las personas.

Sustancias estimulantes: aceleran la actividad del sistema nervioso central (SNC) y nos producen subidón. Le dicen a nuestro organismo que debe funcionar a un ritmo más rápido del que funciona habitualmente.

Pueden producir euforia, desinhibición, disminución del sueño y de la fatiga, excitación, inquietud e irritabilidad.

Sustancias depresoras: disminuyen o retardan la actividad del sistema nervioso central (SNC) y nos producen bajona. Le dicen a nuestro organismo que debe funcionar a un ritmo más lento del que funciona habitualmente.

Pueden producir relajación, sensación de tranquilidad, disminución de la percepción de los estímulos externos, apatía, sedación, disminución de la tensión y del ritmo cardíaco, alteración en la concentración y enlentecimiento a nivel cognitivo.

Sustancias psicodélicas: modifican la percepción del sistema nervioso central (SNC) y nos hacen flipar. Le dicen a nuestro organismo que debe funcionar de forma diferente a la que lo hace habitualmente.

Pueden producir alteración de la conciencia y de las percepciones, distorsiones visuales y auditivas, alteración del estado de ánimo y los procesos de pensamiento, cambios en las sensaciones, en las emociones y en la autoconsciencia.

* Esta clasificación solo muestra algunas de las sustancias más conocidas.

Si consultamos las diferentes estadísticas en relación al uso de sustancias por parte de la población española, podemos observar que las personas tienden a realizar policonsumo, definido como el consumo de más de una droga o tipo de droga por una persona al mismo tiempo o de forma consecutiva e incluye tanto las sustancias legalizadas como las ilegalizadas.

Conociendo esta información, podemos introducir el concepto de sinergia como la acción resultante del uso de dos o más sustancias consumidas a la vez o en un periodo de tiempo mínimo, por lo que el efecto resultante presentará diferencias de la toma de las sustancias por separado y puede hacer que disminuya, se incremente o se altere el efecto. Independientemente de las particularidades de cada sustancia mezclada con otra (no voy a entrar ahora en algo tan concreto, multifactorial y complejo ahora), sí que debemos tener en cuenta las características de los efectos de las sustancias por separado antes de tomar la decisión de mezclarlas, ya que informarnos sobre ellos nos ayudará, por un lado, a poder tomar la decisión de forma responsable y, por otro, a asumir los posibles riesgos y conocer estrategias para poder gestionarlos.

El hecho de informarnos sobre los datos de consumo, los tipos de sustancias y sus interacciones, entre otras tantísimas cuestiones en relación a las drogas, contribuye al aprendizaje para convivir con ellas, tanto si se consumen como si se cree que no…y esto me lleva a pensar en el título de un artículo pasado:

¿Drogas? No, yo de eso no consumo.

Saber más

EMCDDA: Respuestas al policonsumo

EMCDDA: Informe Europeo sobre Drogas

Josep Laporte i Salas (1976)

Organización Mundial de la Salud (1969)